miércoles, 11 de noviembre de 2009

Princesas

Esta vez no erraré el tiro, pensó. La piedra describió una parábola casi perfecta en dirección a la ventana de su amante, situada en el segundo piso de la residencia. Por tercera vez aquella noche, golpeó el cristal de otro cuarto. Al menos me voy acercando, dijo. Y enmudeció con la esperanza de no haber despertado a nadie. Se equivocó. Igual que en las dos ocasiones anteriores, vio encenderse la luz y cómo una joven lanzaba sus largas trenzas invitándole a subir. De nuevo, escaló la fachada preguntándose qué será eso que aprenden las niñas de los cuentos.

NiñoCactus