martes, 30 de agosto de 2011

Ficción

La profesora pregunta por el animal con el cual nos identificamos. Mi imaginación vuela, como un pájaro, uno azul que se confunde con el cielo y así puede batir sus alas con extremada libertad, pues nadie lo ve. Está solo, confundiéndose con la inmensidad anhelada, hasta chocar contra una trampa.

Ricardo Pedrosa siempre me lee el pensamiento.

-Un gato -responde desde el asiento de atrás, mientras clava la punta de su zapato en mi espalda. Yo disimulo el gesto de dolor con resignada costumbre.

Entonces me toca a mí.

-Un leopardo -miento.

Y, a pesar del engaño, confío en que hoy la realidad del recreo cambie.


NiñoCactus

12 comentarios:

Rosa dijo...

Lo que somos, lo que deseamos ser y lo que decimos ser...Un conflicto y una realidad.

Lo cuentas como nadie NiñoCactus...

Besos desde el aire

Sol en las alturas dijo...

En la imaginación podemos ser lo que queramos.

Un beso.

Citizen_0 dijo...

POr ahí se empieza. Muy realista.

Un saludo.

Maite dijo...

Ën la cabeza del niño ya ha habido ese click necesario para que todo cambie. Ese es el inicio del proceso, esperemos que llegue a buen puerto...sin comerse a nadie ;)

montse dijo...

Si sale convencido seguro que los demás acabarán viendo al leopardo.

Humberto Dib dijo...

Te has metido de manera magistral en el pensamiento de un niño. Justo anoche hablaba de esto, cómo podemos llegar a perder nuestra esencia al querer defendernos de nuestro entorno. Yo también fui pájaro azul... ya no.
Un abrazo.
HD

Elysa dijo...

A pesar de la mentira si ya lo ha verbalizado ha empezado el proceso de cambiar esa realidad.

Elchiado dijo...

la tierna infancia, tierna a tiempo parcial y en función de muchas circunstancias. un abrazo (de topo)

Gonzalo dijo...

Ójala que cambie esa realidad, sí!
Buen relato, NiñoCatus.

Anónimo dijo...

El recreo es un mundo en pequeño en el que la imaginación, a veces, es la que gana.

anis dijo...

prefiero al pájaro, pues aunque lo cacen la sensación de volar libre aunque sea sólo durante un rato tiene que merecer la pena :)

Susana Camps dijo...

Me encanta que dejes a la imaginación del lector la dimensión de la realidad del recreo.
Abrazos.